Rutas desconocidas para los amantes del trekking en América Latina

Rutas desconocidas para los amantes del trekking en América Latina

América Latina es un verdadero paraíso para los entusiastas del trekking. Si bien existen rutas populares como el Camino Inca en Perú o el Parque Nacional Torres del Paine en Chile, hay un sinfín de senderos menos conocidos que ofrecen experiencias igualmente memorables. Y es que, a veces, lo que realmente buscamos es el silencio de la naturaleza, la conexión con lo salvaje, y esos momentos de asombro que solo se encuentran lejos de las multitudes. ¿Te animas a descubrirlos?

1. La Ruta de los Siete Lagos, Argentina

Empezamos en el sur, en la Argentina patagónica. La Ruta de los Siete Lagos es uno de esos lugares que, aunque ha ido ganando fama, todavía mantiene su esencia intacta. Este recorrido se extiende desde San Martín de los Andes hasta Villa La Angostura y se caracteriza por una serie de lagos de aguas cristalinas, montañas imponentes y bosques de lengas. Recuerdo la primera vez que caminé por allí: el aire fresco y puro me llenó de energía, y el color del agua era tan vibrante que parecía sacado de una paleta de pintor.

El trekking se puede hacer en varios tramos, lo que permite a los caminantes elegir entre paseos cortos o rutas más largas. Uno de los tramos más destacados es el que lleva al Lago Espejo, donde las vistas son simplemente espectaculares. (Casi olvido mencionar que el mejor momento para visitarlo es en otoño, cuando los colores de los árboles se transforman en una explosión de rojos y amarillos). Sin duda, un lugar que merece ser explorado.

2. El Sendero de los Apus, Perú

¿Quién no ha oído hablar de Machu Picchu? Pero, ¿y si te digo que existe una ruta alternativa que te permite conocer la cultura indígena de los Andes sin el aluvión de turistas? El Sendero de los Apus es una excelente opción. Este recorrido, que conecta diversos pueblos andinos, te lleva a través de paisajes de ensueño, pero, más importante aún, te brinda la oportunidad de interactuar con las comunidades locales, quienes aún viven de forma tradicional.

Un aspecto que me llamó la atención fue la hospitalidad de los lugareños. En uno de los pueblos, fui invitado a una ceremonia de agradecimiento a la Pachamama (Madre Tierra), donde compartí con los habitantes y aprendí sobre sus costumbres. Este tipo de experiencias son las que diferencian un simple trekking de una aventura transformadora. Además, el sendero es menos transitado, lo que significa que puedes disfrutar del silencio y la paz que solo los Andes pueden ofrecer.

3. Parque Nacional Queulat, Chile

En la región de Aysén, el Parque Nacional Queulat es un tesoro escondido. Este parque no es solo famoso por su belleza escénica, sino también por su increíble biodiversidad. Si te gusta el trekking, deberías considerar la ruta hacia el Ventisquero Colgante, un glaciar que parece flotar en el aire. La caminata es exigente, pero las vistas son recompensadas con creces.

Recuerdo haber llegado a la cima y quedar boquiabierto ante el espectáculo del glaciar. El sonido del agua goteando y el aire fresco del sur me hicieron sentir vivo. (Y, por supuesto, no pude resistirme a tomar un par de selfies, porque, ¿quién no quiere mostrar a sus amigos lo que se están perdiendo?). Sin embargo, lo que realmente me impresionó fue la flora y fauna del parque; los bosques nublados y los ríos cristalinos son un recordatorio de que la naturaleza aún puede ser salvaje y pura.

4. La Ruta de los Volcanes, El Salvador

Si bien El Salvador no siempre aparece en las listas de destinos de trekking, la Ruta de los Volcanes es un verdadero hallazgo. Este sendero de aproximadamente 35 kilómetros se extiende entre varios volcanes, ofreciendo vistas impresionantes y la oportunidad de ver la fauna local, como venados y aves exóticas. La combinación de paisajes volcánicos y bosques nubosos es simplemente impresionante.

Lo que más me sorprendió de esta ruta fue la diversidad de ecosistemas. En un momento puedes estar caminando entre árboles altos y frondosos, y al siguiente, frente a un cráter humeante. (Por cierto, ¡lleva agua suficiente! Hay tramos donde el calor puede ser abrumador). Al final del recorrido, hay una vista panorámica que simplemente quita el aliento; un lugar perfecto para reflexionar sobre la belleza de la naturaleza y la importancia de preservarla.

5. El Camino del Inca a Choquequirao, Perú

Sí, ya sé que mencioné a Perú antes, pero el Camino a Choquequirao es tan impresionante que merece su propio apartado. Este trekking lleva a los caminantes a las ruinas de Choquequirao, que se encuentran a más de 3,000 metros de altura en los Andes. A diferencia de Machu Picchu, este sitio arqueológico es menos visitado, lo que significa que puedes explorar sin las multitudes.

El trek es exigente, con pendientes empinadas y cambios de altitud, pero las vistas son simplemente magníficas. En un momento de agotamiento, vi un cóndor volar majestuosamente sobre el valle, recordándome que la naturaleza siempre está presente, incluso cuando parece difícil avanzar. (Nunca me había sentido tan pequeño y tan grandioso al mismo tiempo). Además, el avistamiento de la fauna local, como las llamas y las aves, hace que cada paso valga la pena.

6. Sendero de la Costa, Ecuador

Para aquellos que prefieren el clima cálido del litoral, el Sendero de la Costa en Ecuador es una opción fantástica. Esta ruta se extiende a lo largo de la costa del Pacífico, pasando por playas vírgenes, acantilados y bosques tropicales. A menudo olvidada por los turistas que buscan las Islas Galápagos, esta ruta ofrece una experiencia única en contacto con la naturaleza.

Lo que realmente me encantó de este lugar fue la tranquilidad. Caminé por kilómetros de playa desierta, donde solo el sonido de las olas rompía el silencio. (Casi me detengo a hacer una siesta en la arena, pero recordé que había un trekking que completar). Además, el avistamiento de delfines y ballenas en ciertas épocas del año añade un toque mágico a la experiencia.

7. El Parque Nacional La Campana, Chile

Volviendo a Chile, el Parque Nacional La Campana es otra joya escondida. Situado cerca de Valparaíso, este parque ofrece rutas de trekking que van desde lo más simple hasta lo más desafiante. Uno de los tramos más recomendables es el que lleva al cerro La Campana, que proporciona vistas espectaculares de la cordillera de los Andes y del océano Pacífico.

Cuando llegué a la cima, no pude evitar sentir una mezcla de satisfacción y asombro. Desde allí, el paisaje se extendía hasta donde alcanzaba la vista, y me recordó por qué amo tanto el trekking. (A veces, es bueno recordar que la vida también se vive en las cimas, no solo en los valles). Además, la flora del parque, que incluye palmas chilenas, es única y vale la pena explorarla.

8. La Travesía de los Cuchumatanes, Guatemala

En Guatemala, la Sierra de los Cuchumatanes ofrece un trekking impresionante que desafía las nociones tradicionales de belleza. Este recorrido te lleva a través de paisajes montañosos, pueblos indígenas y mercados coloridos. A medida que caminas, te sumerges en la cultura local, lo que hace que la experiencia sea aún más enriquecedora.

Me impactó el contraste entre el paisaje árido de las montañas y la calidez de las comunidades que encontré en el camino. En un pequeño pueblo, fui recibido con una taza de café local; el sabor era tan intenso que me dejó despierto durante horas. (Una buena estrategia si planeas seguir caminando). La mezcla de trekking y cultura es algo que no se encuentra en todos los destinos y es lo que hace de este viaje una experiencia única.

9. La Ruta del Cañón del Colca, Perú

Regresamos a Perú, esta vez al Cañón del Colca, uno de los cañones más profundos del mundo. Este trekking es menos conocido que su famoso hermano, el Cañón del Apurímac, pero ofrece vistas impresionantes y la oportunidad de ver cóndores en su hábitat natural. La ruta es desafiante, pero las vistas son dignas de cualquier esfuerzo.

Recuerdo haberme sentado en un mirador, observando cómo los cóndores se elevaban en el cielo. Fue un momento de conexión profunda con la naturaleza. (Y sí, también saqué mi cámara para capturar la belleza del momento). La cultura local es rica, con tradiciones que se mantienen vivas entre los habitantes de la zona, lo que añade un toque especial a la experiencia.

10. La Ruta del Parque Nacional Los Glaciares, Argentina

Cerramos nuestro recorrido en el Parque Nacional Los Glaciares, donde el trekking hacia el Glaciar Perito Moreno ofrece una experiencia única. Aunque es un destino más conocido, hay rutas menos transitadas que te llevan a explorar la belleza de este parque en soledad. Las vistas de los glaciares y el lago argentino son simplemente impresionantes.

En mi visita, decidí aventurarme por un sendero menos marcado y me encontré con un pequeño pero impresionante lago rodeado de montañas. De repente, todo lo que había escuchado sobre la belleza de la Patagonia se hizo realidad. (Y sí, tomé otro par de selfies, porque hay momentos que definitivamente necesitan ser compartidos). La naturaleza te envuelve aquí, y es un recordatorio de lo pequeños que somos en comparación con el mundo que nos rodea.

Conclusión

América Latina es un lugar lleno de rutas desconocidas que prometen aventuras inolvidables. Desde la tranquilidad de las montañas hasta la energía de los paisajes costeros, cada sendero cuenta una historia y ofrece una conexión única con la naturaleza. Al final del día, lo que realmente importa son las experiencias vividas y las memorias que se crean en el camino.

Así que, si eres un amante del trekking, no dudes en salir de los caminos trillados y explorar estas joyas escondidas. Te aseguro que te llevarás contigo no solo fotos impresionantes, sino también historias que contar y un renovado amor por la naturaleza. ¡Feliz trekking!